Galletas de avena imposibles de morder
Confidencias irrisorias
y
galletas de avena imposibles de morder.
Dos
mujeres casi viejas
caminan casi demasiado cerca
casi al borde del andén.
Por el altoparlante (casi casualmente)
les avisan acerca del peligro
de esas cercanías al paso de
un tren rápido.
Es lógico que
por estar
vitalmente implicadas
en temas apasionantes no
hayan escuchado la advertencia
y de cara
al peligro
tambaleen un poco
al compás que marcan sus cabellos y
el resoplido de la
locomotora.
Música que el viento multiplica
junto a sus carcajadas.
Así.
El vendedor de periódicos escupe tabaco
y las maldice
tratándolas de brujas.
MEMORIA o LOS DUEÑOS DE LAS PALABRAS
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